Hoy hemos ido a una finca de caballos porque a mi hijo le apasionan, y hemos demostrado algo que nos imaginábamos: "A los caballos les gusta la música y les encanta que les cantes canciones". Al principio había sólo una yegua y la observábamos detrás de una verja.
Me puse a cantar la canción infantil
"Tengo yo un caballito
que galopa sin parar.
Yo le dije, caballito,
no te vayas a cansar".
Y se quedaba observando detenidamente, con las orejas enfocadas hacia nosotros.
En seguida vino su potrillo.
Mientras tanto, por el otro lado aparecieron dos caballos.
Y uno de ellos se acercó hasta donde pudo para estar cerca de la música.
Yo continuaba cantando esa y otra canción infantil de un tren. Entonces la yegua y el potro se acercaron mucho, cosa que nunca nos había pasado antes sin música. Y el potrillo se puso a mamar de la yegua. Yo creo que la música le tranquilizó.
Estar con animales es una experiencia muy enriquecedora para los niños, y más si podéis comunicaros con ellos de alguna forma.
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